El confinamiento extremo de mi madre nonagenaria, entregada a la compañía imaginaria de su lectura y al hilo de nuestras charlas telefónicas

Ya lleva más de siete días confinada en su habitación o “encerrada como un pajarito”, como ella misma describe. Está en compañía de otra residente, que digámoslo así, no es ni su amiga, ni un familiar, ni una persona afable, ni empática, sino que es una persona arisca, huraña y que permanece en continua somnolencia o letargo, según nos ha […]
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